martes, 23 de abril de 2013


Sentir ese espacio en el corazón para cierta persona, saber que es intocable, que nunca será lastimado ni abandonado y que siempre estará ahí por muy pequeño e insignificante que sea o pueda parecer.

La magia de mi amor platónico. 


lunes, 22 de abril de 2013

Fue muy divertido encontrar el sueño que tuve hace algún tiempo entre el mundo de papeles de mi cajón y me resulto interesante añadirle algunas otras fantasías...


Me comentas de lo mucho que te gusta la mostaza en las palomitas de maíz mientras subimos con pasos lentos las escaleras de la sala. Encontramos dos asientos vacíos en medio de una fila, me sonríes con tus perfectos labios y me cedes el paso, mis rodillas chocan con los demás asistentes al pasar y tomo asiento, el aire avisa que te has sentado junto a mí, me das mi respectiva soda y detienes las palomitas de maíz. 
Observamos los cortos comerciales y nos miramos de re ojo, nuestras bocas aún no hablan, pero el simple calor de tu mirada me basta. 

Comienza la película y volteas a verme con una sencilla sonrisa en tu rostro. Las hormigas inquietas y traviesas recorren gran parte de mi cuerpo. Aquel momento en el que sólo existen las palomitas, las hormigas, tu cuerpo y el mío, es un tanto incómodo, así, después de un tiempo volteas hacia mí con un aire modesto y tu rostro me hace sonreír tímidamente, tu mirada me inquieta tanto que me obliga a bajar la mía, pero tu fría mano toma mi barbilla con sutileza y me levanta el rostro colorado para que te observe, en seguida mis ojos se clavan en los tuyos -Me agrada tu mirada- dices entre murmullos, yo sólo te sonrío con picardía. Volvemos a la película, y escenas borrosas después hacen que un impulso de mis labios te besen la mejilla, te veo sonreír de una manera muy particular, como jamás lo había visto, trato de decirte algo y me cortas las palabras colocando una palomita entre mis labios, entiendo el mensaje y guardo silencio. 

El calor en la sala cada instante es peor y el cosquilleo aumenta así que me sujeto el cabello con una liga, y tú me miras muy concentrado. Pasan unos cuantos minutos sin hablar, sin hacer, sin saber qué tipo de película es...

comienzo a sentir tus fríos labios en mi cuello descubierto, las sensaciones chisporrotean en mi cuerpo mientras tus labios sólo besan con calidez, en un instante llegas a mi oído y únicamente escucho tu respiración provocadora. Quisiera moverme como lombriz, pero el asiento está muy reducido y tu presencia es real. Espontáneamente regresas a la película. 
Decido tomarte del cuello y besarte los labios, esos que me estremecen la piel, sentirlos fue como una explosión de hormigas en el cuerpo, tus manos recorren mi espalda, se sienten ansiosas y decididas...
Nuestros labios no se quieren separar, los dedos quieren arrancar, lástima que las luces se han encendido y tenemos que marchar.


domingo, 10 de marzo de 2013

Sólo un antojo.

Verlo ahí, sentado, con el mismo pantalón que uso en el primer día del "nosotros" y aún tener ganas de ir hacia él y soñar a ser felices, fue como ver un pastelito de plátano y no poder comerlo. Bueno, de hecho, fue peor.
Me desconcierta que una ilusión se haya reforzado tanto en sólo un par de semanas, me duele que aún no se desvanezca, a sabiendas que tal vez sea un simple antojo, es algo así como comerse tan sólo unas migajas de pastelito. Sólo que un simple antojo no me había hecho sentir tan miserable antes.
Me duelen sus ojos que ya no me sonríen, sus labios que ya no me besan, su aliento que ya no me habla, sus manos que ya no me gozan. Su Felicidad, esa también me duele, me duele no tenerlo y saber que aún faltaba mucho por sentir, deseaba tanto estar con él, que ahora duele el no seguir. Y no sé si sea correcto decir "deseaba" pero ya no es posible, le ganaron los recuerdos, le ganó el pasado, tal vez el amor.
Son decepciones inevitables, que lastiman el ego, me fracturan el autoestima y destrozan las esperanzas, pero duele más, duele mucho más, recordar que las ilusiones nunca han sido satisfechas, duele más que no han durado más que unas cuantas salidas, unos cuantos placeres, más que unas cuantas sensaciones.


jueves, 4 de octubre de 2012

Escenas

I
Me gusta estar ahí antes que ella, porque me fascina verla llegar y observarla caminar hacia mí.
Su pelo siempre luce hermoso y sus ojos, sus ojos siempre me dicen cómo le fue en el día, ese aroma suyo es el imán que me conduce a abrazarla.
Aunque se incomode me gusta observar qué blusa y pantalones usa, los zapatos con los que camina, el anillo en su dedo y los aretes combinando entre sí, el color de uñas que trae, y así corroborar que siempre luce hermosa, exquisita, la mejor. 
Ese día sentí su espalda muy caliente y su respiración acelerada, le acaricié la cintura y el largo de su cabello, le observé los labios y los besé suavemente, sus alcochonados labios.     
Me platicó sobre el pesado día que tuvo, la admiro, la admiro mucho. Quisiera decirle algo que la levanté cuando se siente tan mal y nunca puedo, además ese día fue terrible para mí, pero no me gusta mostrarme débil ante ella.
Me encanta cuando dramatiza, me encantan sus gestos, me gusta ver su brazo dirigiéndose con fuerza a mi muslo cuando le hago una broma.
No la quería dejar ir, nunca he querido, quisiera llevarla conmigo, verla despertar, sentir la presencia de su olor y acariciarla todas las noches antes de dormir. Fue muy difícil dejarla esa noche.
Agarrábamos distintos caminos cuando sentí un impulso muy espontáneo de su mano tomando la mía, me tomo del rostro y casi me arranca los labios, la quiero, la deseo, su exquisito aroma.
"Te necesito" me dijo al oído con una voz entrecortada, yo sólo la abrace con fuerza y le besé la frente. 


II
Tenía muchas ganas de escuchar su voz, pero sobre todo su risita.
Caminaba apresurada porque mis ganas de fundirme entre sus brazos eran inmensas, tenía tantas ganas de sólo estar con él que cuando llegué no puede observar nada más que su presencia.
Me abrazó, y me encanta la forma en que sus manos rodean mi cintura, le mordí los labios y le besé el cuello, como le gusta. Podría permanecer toda la noche entre sus brazos sientiendo su respiración, aquí, cerquita. Mi textura favorita son sus manos acariciándome. 
Me fascina lo varonil que luce ante mis pupilas, su mentón, su espalda, su manera de caminar, su mirada, sus brazos diciéndome "eres para mí".
Me da seguridad, me siento protegida, amada, satisfecha, feliz.
Platicamos de algunas cosas pero no fue suficiente el tiempo, miré el reloj y sentí en mi interior que alguien le daba unos golpecitos apresurados a mi pecho.
Fue cuando nos despedíamos que noté su rostro cansado y no quise preguntar nada porque lo conozco, o eso creo, nunca me quiere decir que se siente derrotado.
Lo quiero, lo extraño, lo deseo, siempre.
Ya se iba cuando con desesperación lo jalé del brazo, le agarré el rostro y le di un beso. Ese es el beso que siempre recuerdo cuando lo extraño.
No sé cómo fue, pero me di cuenta que en realidad lo necesito.


III
Él vestía unos usales jeans y una camisa que combinaba muy bien con sus zapatos negros y desgastados,
sus brazos eran atractivos y la gorra le daba un toque muy particular de "bad  boy".
Ella tenía una mirada muy viva pero un poco perdida, un aspecto frágil, era bonita, sencilla y bonita con su largo cabello negro, sus finos labios y sus lunares en el rostro.
Interesante más no relevante fue ver como ella lo tomaba del rostro con un tierno y exasperado cariño para besarle los labios, y me conmovió mucho la fuerza de los ojos de ambos al estar cerrados.
Observe a la muchacha fundiéndose en los brazos del hombre, era como ver a una pequeña de 5 años acurrucándose en las frazadas de su cama.

lunes, 18 de junio de 2012


"Hoy su ausencia explotó por todos mis caminos" se dijo al llegar a casa el día que Él se ausentó. 
Tan sólo fue el primero dentro de la rutina, tan sólo el primer día, el primero de muchos. Largo, emotivo, dramático y reflexivo. 
Y así, la ausencia explotada se volvió una costumbre.


Hace apenas unos días sus miradas guardaban una complicidad divertida y un tanto evidente, las caricias eran deseo, puro deseo. 


"Mi sonrisa mostraba gran satisfacción, mi comportamiento parecía relajado y seguro. Sentirme plena por lo menos unas cuántas horas parecía suficiente. Qué miserable"  Pensó mientras cepillaba su cabello frente al espejo.

Complicado es describir, tan sólo mencionar los sentimientos y emociones involucrados. Sus apuntes mentales debido a la rapidez y naturalidad de los hechos son desordenados, llenos de garabatos, prácticamente indescifrables. 
El olor cobraba una importancia muy particular en sus encuentros, la sonrisa en sus ojos y las caricias en sus sueños.
No fue lento, tampoco espontáneo, pero las situaciones daban cambios tenues, para luego dar unos más alegres.
Era evidente, las necesidades eran incompatibles. Ella se negaba a comprender, queriendo quitarle tiempo al sufrimiento y fue el mismo sufrimiento quien le quito tiempo. 
Temporada corta, escasa de buena y mutua intensidad, llena de vaivenes y de complicidad. 

"Era necesario para comprobar una vez más, que los hombres sólo me sirven de inspiración..."  

domingo, 2 de octubre de 2011

Ojalá el viento guarde mis suspiros para que mañana una onda de viento te golpeé en el rostro, y me recuerdes. Tal vez los árboles perciban mis murmullos para que mañana pisando hojas secas, me recuerdes o tal vez la lluvia carcoma un poco mi frescura para que mañana una brisa chisporroteé en tus entrañas, y me recuerdes.
Deséame al sumergirte en el sillón, al usar la secadora, al oír un saxofón...

viernes, 30 de septiembre de 2011

Qué felices nos vemos tan separados, cariño, porque ahora que le doy tiempo al intento me siento tan bien, tan satisfecha que mis líneas aún no te dejan...
Ahora tal vez extrañes mi imán o te alegres al no verme voltear, quizá quieras ocupar su lugar y mis ojos te observen con vacío o sencillamente ni me mires al pasar, puede que te extrañen mis suspiros, pero lo más factible es que no pueda ni te quiera recordar.
Lo probable es que siempre estará ese hueco para ti, no siempre disponible, pero siempre para ti.